El uso del vehículo privado se ha regulado en diferentes ciudades de forma restrictiva, limitando incluso su acceso a determinadas zonas con el objetivo de reducir el tráfico y por tanto reducir la contaminación atmosférica y acústica, al tiempo que se mejora la calidad de vida en los núcleos urbanos.
Por ello, es importante fomentar el uso racional del vehículo privado, así como apostar por el uso de sus homólogos compartidos. Hay estudios que calculan que el 40% del tráfico ubicado en el centro de una ciudad se debe a la búsqueda de estacionamiento. Cuando compartes coche con otras personas, evitas que cada una de ellas conduzca un vehículo, reduciendo así el tráfico y la emisión de gases contaminantes.

Una de las principales opciones que proponen tanto los gobiernos como los especialistas en esta línea es desarrollar un plan de acción para mejorar la infraestructura del transporte público.
Este plan debe demostrar que es imprescindible modernizar y ampliar la red ferroviaria y, en particular, en el caso de las ciudades, los trenes interurbanos de cercanías, ya que se trata de un medio de transporte eficiente y sostenible. También hay una fuerte apuesta por el uso del metro y el autobús eléctrico.
Los vehículos eléctricos, al no depender de combustibles fósiles, se están convirtiendo en una fantástica solución para la movilidad del futuro. Uno de los puntos clave para ello es que gracias a la innovación que se ha desarrollado en torno a sus baterías, se vuelven más económicas, eficientes y autónomas.
Además, no emiten CO2, por lo que ayudan a mejorar la calidad del aire. Por su parte, los vehículos autónomos pueden moverse sin la intervención de un conductor gracias a la Inteligencia Artificial (IA). Por ejemplo, puede recoger a un pasajero y calcular la mejor ruta para llevarlo a su destino.
Según la ONU, los vehículos a motor son responsables de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. En este sentido, la estrategia debe centrarse en disuadir a la población de utilizar este tipo de vehículos, especialmente si es de uso particular.
La estrategia española para la sostenibilidad urbana añade que se deben fomentar los modos de transporte no motorizados, mucho menos contaminantes. Para lograrlo, es fundamental dotar de facilidades a peatones y ciclistas, ya que se posicionan como el principal medio de transporte alternativo en la ciudad.
Las administraciones, por su parte, deberán instalar puntos de alquiler, recogida y entrega en todo el núcleo urbano, accesibles a todos los ciudadanos. El patinete eléctrico también se suma a esta familia de vehículos alternativos y ya se ha convertido en una medida presente en las principales ciudades de este país.